A vosotros, los nacidos de ese modo; a los hijos bastardos, naturales, espúreos, incestuosos; a cuantos una sociedad hipócrita tiene por ilegítimos, como si ser hijos de Dios no fuera suficiente; a los condenados a llevar un apellido sólo; a los venidos a este mundo sin haber sido deseados; a los que están aquí porque faltó la previsión, la habilidad o el coraje para impedirles la llegada; a los que hasta para ser curas encuentran impedimento; a todos los concebidos sin amor, nacidos sin alegría, crecidos sin tutela...
A vosotros, sí.
Martín Vigil